EL VERANO DE TU VIDA. MAR EDITOR. 2024

EL VERANO DE TU VIDA. MAR EDITOR. 2024

 

 

M.A.R. Editor ha reunido en este volumen a muchos de los más destacados autores de relato de las últimas décadas y a grandes novelistas con una muy interesante obra breve. Son historias veraniegas, en muchos casos con pretensiones de confesión o recuerdos de sus andanzas, otros desde la falsa autobiografía, y gracias a ellos lo peor de lo pasado muere y los dioses antiguos nos insuflan nuevos deseos, energías y esperanzas.

Aparecen en este libro textos de Gustavo Martín Garzo, Luis Mateo Díez, Andreu Martín, José María Merino, Andrés Trapiello, Joaquín Leguina, Juan Pedro Aparicio, Fernando Savater, Marcos Giralt Torrente, Francisco Nieva, Luis Alberto de Cuenca, Miguel Ángel de Rus, Jesús Salviejo, Bernar Freiría, Pascal Buniet, Eduardo Bastos, Samuel Marina Franco, Javier de la Cruz, Manuel Cortés Blanco, José Ignacio García, Amira Avil, David Acebes Sampedro, Tomás Pérez Sánchez, Rafael Guerrero, Enrique Pérez Balsa, Fernando Alonso Barahona, Antonio Miguel Morales, Teresa Iturriaga Osa, Juan Gil Palao, Irel Faustina Bermejo, Laura Garrido Barrera, Eugenia Kléber, Ángela Martín del Burgo, Sonia Yáñez Calvo, Javier Hernández Velázquez, Pablo Vázquez Pérez, José Antonio Martín Viñas, María Luisa de León, Elena Puchalt Ruiz y Lucía Collini.

Descubrimos cómo fueron sus amores frustrados pero también los que tuvieron final feliz, sus viajes, las pérdidas que vivieron, y también las ilusiones que les hicieron vivir y descubrimos que son iguales que las nuestras. Algunos bañan sus recuerdos de humor para hacernos más grata y más refrescante la experiencia, y otros nos hacen subir la temperatura.

Estos relatos, ideales para leer en momentos de dolce far niente, nos ponen bajo la protección mitológica de la griega Theros, de la romana Aestas o de la celta Dana, y, una vez vivida la noche más larga del año, nos animan a descansar compartiendo las ajenas ensoñaciones.

 

La selección de relatos y autores y la edición ha corrido a cargo de Miguel Ángel de Rus, bajo el lema «Docere delectando» o “enseñar deleitando”.

https://www.mareditor.com/narrativa/el_verano_de_tu_vida.html

 

 

 

 

Miguel Angel de Rus artífice de las antologías CASTILLA LEON , PUERTA DE LA HISTORIA, HISTORIAS DEL ROMANICO, CASTILLA LEON TERRITORIO MITICO ( en las tres he tenido el placer de colaborar )  presenta ahora este nuevo libro de relatos en el que se reúnen nombres como Luis Alberto de Cuenca, Fernando Savater, Joaquín Leguina, Luis Mateo Díez, Gustavo Martín Garzo, Andres Trapiello, Francisco Nieva y muchos otros incluido por supuesto el propio Miguel Angel de Rus.

Entre los relatos se encuentra Debajo del llanto, de Fernando Alonso Barahona ,

El verano de tu vida te propone vivir los veranos de otras personas y quizá rememorar aquel verano aún te hace soñar. Pasen y lean.

 

 

 

EL VERANO DE TU VIDA

DEBAJO DEL LLANTO (Romance íntimo de verano )

Fernando Alonso Barahona

 

Que es, de cuantos tormentos he sufrido,

la ausencia el más atroz;

Que es un perpetuo sueño de mi oído

el eco de su voz

RAMON DE CAMPOAMOR (Quien supiera escribir).

 

1-       LA LLAMADA

El pasado no se ha ido, vive en ti, anima tu camino y atenaza las decisiones. El pasado se ha apoderado del presente y no puedo dejar de recordar. No quiero hacerlo además.

Me ha sorprendido tanto tu llamada, tu mensaje. Aunque en realidad la he esperado cada día, cada noche. Es una contradicción, lo sé, pero es la verdad, he aprendido a vivir sin ti, pero te he echado de menos todos los días de mi vida, desde aquel verano.

Tu llamada me ha devuelto el futuro. Vamos a vernos y en uno de nuestros refugios, el hotel con encanto. Sabías que a eso no iba a poder negarme.

Apenas me has contestado mis últimos mensajes, meses vacíos, años con frases huecas, como si fueran de compromiso. Llegué a pensar que no eras tu quien contestaba y que tu móvil lo usaba otra persona. ¿Era eso, verdad?.

Tal vez creas que exagero, pero yo no he podido dejar de pensar un instante en aquellos días, en todos los momentos que hemos pasado juntos, y aún en los que estabas lejos y te añoraba.    Cuando recibí tu mensaje pidiendo ayuda no dudé un instante en organizarlo todo para vernos de nuevo.

El último verano, el hotel con encanto, aquel escenario dibujaba noches románticas, fantasías a la luz de las estrellas, el agua fría de un lago acariciando la piel desnuda mientras la luna henchía su contorno en un firmamento negro. Allí se podía soñar. Allí se podría vivir   Puedo palpar la desnudez de tu cuerpo, acariciar tus pechos hasta sentir tu temblor Amar hasta desvanecer el sentido, una vez más. Recuerdo los cuadros que adornaban las habitaciones, los árboles que casi acariciaban las ventanas, el fresco sereno de la madrugada que nos obligó a cerrarlas esperando que la luz del sol se tornara más cálida.

Romance de un verano que hubiera debido ser eterno.

Ya estoy preparado. Todo está dispuesto para esperarte.  Pienso en ti, tus ojos se me aparecen con una extraña claridad. Tus labios casi muerden los míos transmitiendo serenidad, fuerza.

Hace tanto tiempo que no nos vemos; solo hemos hablado en la distancia, cada vez más fría y lejana. ¿Qué te sucede?

Pareces tan preocupada. Igual que aquella tarde en la que me abandonaste.  Pero voy camino de ti una vez más, como aquel verano, como todos los veranos que han transcurrido desde entonces y que yo siempre he esperado.

2-       EL VERANO

Se despereza la inmensa playa bajo el resplandor amarillo del sol, comenzaron a cantar los pájaros sobrevolando el azul del cielo a la vez que sus alas tocaban, acariciando, las cristalinas aguas del mar.

 

El amanecer en Cadaqués es una gigantesca eclosión de vitalidad, de luz y color. El sol brilla durante horas lentas ―a veces suaves, a menudo cálidas― hasta que se oculta con pereza y la oscuridad, tenuemente, va extendiendo su capa negra sobre todas las miradas. Entonces las flores se esconden, las piedras adquieren formas fantasmagóricas y los bancos de mármol azul de las calles de la ciudad parecen relucir debajo de las estrellas.

Éramos mucho más jóvenes que ahora, nos conocimos por sorpresa, por aquel vecino de nuestra urbanización. Fueron cuatro veranos, pero el último está grabado en cada respiración de mi alma.

Apenas dos semanas, pero recuerdo cada una de sus horas. Incluso lo escribí en un relato que a nadie he dado a leer.

La muchacha – eras tu – dirigió entonces sus ojos hacia la luna grande, aún rojiza, que daba al horizonte un aspecto voluptuoso, casi carnal. Después fijó su mirada en el suelo, un angosto sendero de piedras y tierra rodeado a ambos lados por verdes arbustos y cardos salvajes.

Al borde de la piscina las aguas resplandecían cristalinas y muy quietas, reflejando a modo de espejos las siluetas de los dos jóvenes. El bikini azul de ella- eras tu – ajustado al cuerpo, acariciaba una piel seguramente suave, un contorno delicado, unas piernas largas, de tersura interminable. Roberto, con un bañador largo y azul, probó el agua con sus dedos, estaba fría, pero invitaba a sumergirse en sus profundidades.

Irene, como si adivinara sus pensamientos, le miró con sonrisa pícara y se despojó, una a una, de las dos piezas de su traje. De repente, todo había quedado al descubierto, desnudo y arrogante. La luz parecía despedir destellos en el cuerpo de la chica, sus pechos grandes, la cintura tersa silueteada por un vello salvaje que cubría la intimidad de su vientre.

― ¿Crees que las personas pueden cambiar con facilidad? ―preguntó ella de repente.

―No sé. Supongo que sí, sobre todo si suceden algunos hechos importantes que te pueden marcar.

―Hechos muy graves ―dijo ella sin dejar que su amigo terminase de hablar―. ¿Nos bañamos?

Irene se dirigió a buen paso a la orilla del mar, probó el agua con su pie derecho. Antes de sumergirse miró hacia el horizonte, sus pechos grandes y sus pezones sonrosados desafiaban a la luz del sol. Después ―sin esperar un instante― comenzó a nadar.

Miradas, besos y sueños dibujados en el alma y en cada parte de tu cuerpo, y en mi cuerpo.

El relato no tenía final. Tus largos cabellos negros, tus ojos morenos, tu piel y tu sonrisa. Las palabras se desvanecían en cada beso.

Hasta que me contaste que te marchabas a vivir a Berna. Todo se esfumó en un instante, todo quedó reducido a cenizas. Tu gran oportunidad de trabajo, tu familia que te animaba, Y yo sé que hubo alguien más. Aquellos problemas graves que atenazaban tus decisiones.

Nunca te he podido comprender. Nunca me lo has explicado para que yo pudiera comprender. He vivido mi vida, otras mujeres, otros encuentros. Y tu has vivido la tuya.

Pero jamás he querido olvidarte. Aquel verano se convirtió para mí en todos los veranos.

3-       LA CARTA

Han pasado las horas. No has acudido a la cita. No puedo describir la angustia de cada minuto. Las palabras se han ahogado en mis propios pensamientos. Otra vez abandonado.

No has venido. Por qué ¿.

De repente me llega un nuevo mensaje. Tu imagen, tus ojos, tu voz. Tal vez sea lo único que me vas a dejar de ti.

Te escucho, una y otra vez como si hubiera sido raptado por la pantalla del teléfono móvil:

 

No he podido viajar. Lo siento. El pasado me retiene, El pasado sigue siendo mi presente. Siento tantas cosas. Se que siempre me has querido. También te quiero a ti, siempre te he querido, aunque no lo creas y no haya podido demostrártelo y lo seguiré haciendo mientras viva. A mi manera. Ahora ya no es tiempo de lamentaciones sino de seguir viviendo, yo te pido que tengas esperanza y que comprendas. Es mejor así. Tú lo acabarás pensando también, aunque te cueste y hayas de sufrir.

No puedo huir de mi presente. Muchas imágenes de nuestra vida pasan en este instante por mi cerebro, quisiera retenerlas todas, y a la vez olvidar muchas de ellas. No comprendo aún mis sentimientos, pero esas sensaciones, esos deseos que hemos saciado han dado sentido a buena parte de mi existencia hasta este momento.

Y me asusto al escribir así, ¿acaso a partir de ahora serán momentos diferentes? Me angustia ese pensamiento, no puedo evitarlo. Pensaré en ellos cuando lo necesite, no pienso reprimir esos recuerdos, los veranos y las esperanzas y sé que tú tampoco lo vas a hacer. Suceda lo que suceda. ¿Me lo prometes al menos? No es culpa tuya, tampoco mía salvo que no puedo romper mis obstáculos.

Adiós, Roberto. Escucharé cuando te eche de menos aquella canción de esa película tan antigua y maravillosa que nos encantaba, la llamada india del amor.

 

4 – FINAL

Habiéndome robado el albedrío

Un amor tan infausto como mío

Una vez recobrados la quietud y el seso

Volvía de París en tren expreso “

RAMON DE CAMPOAMOR

No hay palabras en el silencio, ni ilusiones en el vacío. Mi vida se ha construido sobre tu ausencia. Has estado presente en cada instante, aunque nadie lo haya sabido porque para sobrevivir tuve que ahogar mi corazón. Otras mujeres, otras trayectorias, amigos, familia, trabajo, éxitos, fracasos, esperanzas. Todo llevaba ese sello invisible que solo yo sentía y que permanecía oculto y secreto para el resto del mundo.

Tu mensaje, nuestra cita rota me abrió un nuevo surco. Y sé que volverá a abrirse. Yo no lo voy a cerrar.

Te esperaré siempre, Irene, mientras me quede un soplo de vida, cada verano aguardaré tu mensaje, tu voz, tu imagen, mi deseo.

Cada verano en lo más profundo de mi ser, poesía en carne viva con letras íntimas que son de sangre y de piel.

Verano.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Necesita estar de acuerdo con los términos para continuar

Menú