“Y entonces descubrí algo inesperado y acaso aún más interesante; que puede haber una “antropología cinematográfica”, porque el cine es, con métodos propios, con recursos de los que hasta ahora no se había dispuesto, un análisis del hombre, una indagación de la vida humana”.
JULIAN MARIAS (Discurso de la toma de posesión como académico, dela Real Academiade Bellas Artes de San Fernando. 16, diciembre 1990)
La vida humana posee una estructura que se descubre analizando la propia vida; el resultado de este análisis (tal y como lo describe Julián Marías en su imprescindible “Antropología metafísica”) es una teoría que se puede denominar analítica.
Estas estructuras analíticas permiten aprehender la realidad singular de cada vida, y la forma más singular de hacerlo es contándola. Tradicionalmente, la metafísica, tal y como fue concebida por Aristóteles, se identifica con la ontología, es decir, con la ciencia del ser y la teoría del conocimiento; sin embargo, Ortega, sin renunciar a esa visión, incluye un nuevo modo de acercamiento. Para saber a qué atenerse, el hombre necesita una certidumbre radical, en la medida que no la tiene, la busca, porque le es necesaria; de este modo, en certeza expresión de Julián Marías, la metafísica, según la razón vital, sería la búsqueda de la certidumbre radical acerca de la realidad radical.
La metafísica no es una certeza en que se está, sino una certeza a que se llega, la metafísica ha de justificarse; entre otros casos, ha de dar razón de sí misma.
¿No merece la pena de que antes de que la metafísica empiece a decirnos lo que es el Universo paremos mientras en este hecho previo, humildísimo, pero irrecusable, de que la metafísica misma no es sino algo que el hombre, usted y yo, hacemos con nuestras vidas y que ésta, en consecuencia, es algo anterior, antepuesto a cuanto la metafísica o cualquier otra ciencia o la religión misma nos vaya a descubrir?
Yo no sé si eso que llamo mi vida es importante, pero si parece que, importante o no, está ahí, antes que todo lo demás, incluso antes que Díos , por que todo lo demás, incluso Dios, tiene que darse y ser para mí dentro de mi vida. José Ortega y Gasset.
https://www.youtube.com/watch?v=y77EXDZxoVc
Unas lecciones de metafísica
Julián Marías, con su ensayo cuyo título coincide con el del epígrafe arriba indicado, construye una apasionante interpretación y desarrollo del contenido de una metafísica según la razón vital. Su base y su núcleo seria, obviamente, el análisis de la estructura de la vida humana, la realidad radical de cada persona, de cada uno de nosotros.
La vida humana posee una estructura que descubro analizando mi propia vida; el resultado de ese análisis es una teoría que se puede denominar analítica.
Estas estructuras analíticas permiten aprehender la realidad singular de cada vida, y la forma más singular de hacerlos es contándola. Ahora bien, esa estructura analítica (narración de una vida) tiene unos supuestos que no podemos pasa por alto; cuando contamos, por ejemplo, la biografía concreta de un hombre estamos dando por supuesto lo que denominamos hombre, es decir, la serie y el conjunto de elementos previos a cada biografía y con los cuales contamos. A esa zona de realidad es a la que Marías llama estructura empírica.
Ahora si nos encontramos en disposición de entender, de manera completa, lo que es el hombre: el conjunto de las estructuras empíricas con que se nos presenta la vida humana.

Las películas son trozos de vidas -ensayos vitales- que cobran existencia ficticia durante un período de tiempo determinado, después desaparecen, aunque pueden volver a proyectarse y revivir cuantas veces queramos. La semejanza que existe entre las biografías humanas y las cinematográficas pueden dar lugar a que la realidad se entrecruce con la ficción hasta que lleguen, incluso, a confundirse.
Es el tema, ya tratado por Unamuno, de la rebelión de los personajes contra su creador (en Niebla, los protagonistas de la novela dialogan con el autor) es la supervivencia del personaje sobre el artista: Cervantes (Don Quijote), Shakespeare (Hamlet)… y es, sobre todo, la extraordinaria vigencia de algunos personajes ficticios que disfrutan de una realidad tangible y cierta. Sherlock Homes, genial creación literaria de Sir Arthur Conan Doyle, tiene en Londres una casa-museo con sus objetos personales, y todo el mundo recuerda su domicilio situado en Baker Street. En el cine, Basil Rathbone, Peter Cushing y Charlton Heston, entre otros, sirvieron de adecuada caracterización al célebre detective inglés. Su existencia material es, valga la redundancia, inexistente. Holmes no vivió como tal ser humano de carne y hueso, pero nadie puede sostener con seriedad que Sherlock Holmes no tenga existencia; la tiene, aunque no sea completa, real, sino como un ente imaginario, fantasmagóricamente real.
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Muy interesante poeta Fernando Alonso Barahona